Tipos de garbanzo

Los datos técnicos que a continuación incluímos, están tomados de los meritorios trabajos de la Junta de Castilla y León en pro de la divulgación de esta legumbre.

Garbanzo Morañego

Sólo la tradicional –y pasmosa- pasividad comercial de los abulenses puede ser la causa de que los órganos competentes de la Junta rectora de su Comunidad Autónoma no les haya dispensado el mismo trato publicitario que a sus homólogos salmantinos o segovianos. Pero desde aquí podemos asegurar que en la comarca castellana conocida como “La Moraña” se crían unas legumbres de excepcional calidad y, por supuesto, unos garbanzos dignos de todo encomio.

Un establecimiento madrileño, bien conocido por la elaboración de notabilísimos cocidos, es usuario sistemático de ellos. Y su patrón explica de manera gráfica el cómo y el por qué de sus preferencias. Para escuchar sus argumentos basta con pinchar aquí

No queremos dejar de hacer una referencia a esa hermosísima zona de nuestra patria que es la comaraca de La Moraña, y para ello nos parece justo recurrir a una sucinta –pero exactísima- referencia que está en la red : pinche aquí para visitarla .

Con el estupendo garbanzo que en esta tierra se cultiva, se elabora un cocido, cien por ciento castellano, cuya receta (esta vez sí gracias a la Junta) puede hallarse aquí.

Garbanzo de la Maragatería

Descripción 

Garbanzo de tamaño mediano-grande, con la característica rugosidad del castellano, aunque algo menor que aquel y con un pico muy pronunciado. Pese a que insistentemente se señale que el garbanzo maragato corresponde a una variedad específica -conocida come "pico de pardal "-, lo cierto es que no podemos asegurar este hecho. Las encuestas realizadas revelan las contradicciones que existen en este punto, y mientras algunos defienden la singularidad de esta variedad otros afirman que se trata de garbanzo castellano. 

 

Historia y Distribución espacial    

Los garbanzos, en general, adquirieron carta de naturaleza en nuestra región durante el imperio romano. En este sentido, la existencia de la calzada romana que unía Mérida con Astorga-que servía de eje de comunicación de todo el oeste peninsular- fue decisiva para generalizar el cultivo de este producto (el garbanzo de Fuentesaúco es bien ilustrativo de este proceso) y sus formas más tempranas de elaboración. De hecho, el "punte" (potaje) y el "pulmentum" (potaje de carne) era una costumbre romana que más adelante se encargaron de generalizar los godos" y, con nuevas formas, los árabes. En el siglo XVIII se encuentran alusiones a su presencia y, en el siglo XIX, en el Diccionario de Madoz se señala que los .los garbanzos, junto a los cereales, son producciones significativas en muchos pueblos de la comarca, especialmente en Astorga. Constada su presencia de forma temprana, el garbanzo maragato era la pieza fundamental de la dieta en una comarca de gran tradición arriera. El famoso cocido era la clave de la alimentación, tanto de los "comerciantes", como de los "pecheros", si bien los ingredientes, como es lógico, diferían en calidad y cantidad con el poder adquisitivo de cada condición. Con todo, el garbanzo, como base de proteína vegetal, era pieza clave en el plato. Hoy, siempre en pequeñas cantidades, el cultivo del garbanzo se extiende por toda la comarca de la Maragatería, con centro en Astorga, si bien también se da en los sectores más próximos de las comarcas vecinas: La Cepeda y La Valduerna.


Sistemas de producción y elaboración   

Las prácticas de cultivo tradicionales no difieren en lo sustancial de las observadas en otras áreas. No obstante se destaca un hecho que le conferiría notas de singularidad: el periodo de siembras. Tras la rotación del cereal -generalmente centeno, dadas las características edáficas- y convenientemente preparado el lecho con distintos pases de arada-pues su notable desarrollo radicular así lo requiere-, se realizaba la siembra, que podía ser a voleo o a chorrillo, pero según algunas informaciones el periodo de sementera podía adelantarse a octubre o noviembre, o retrasarse hasta febrero o mazo según la rotación y las posibilidades de realizar convenientemente las labores. Según esto tendríamos un garbanzo sembrado .en invierno, algo muy poco habitual. Posteriormente, y tras las oportunas labores de escarda, el garbanzo se recogía a mano cuando estaba maduro, lo que acontecía bien entrado el verano (julio-agosto), para inmediatamente después proceder a la trilla y limpia en las eras. Actualmente, y dado que se cultivan en pequeñas extensiones, las prácticas difieren poco de las tradicionales, si no es por el hecho de que alguna de las labores se ha mecanizado. No obstante, esta mecanización se ha hecho adaptando la maquinaria de cereal y rara vez empleando elementos específicos; cuestión que es especialmente válida para la siembra, que ahora se realiza siempre en primavera (en torno a San Marcos). También la siega se realiza con máquina cuando las superficies sembradas adquieren cierta entidad: generalmente se trata de una simple cuchilla que corta la planta (evitando así la penosa tarea del arranque manual), para después proceder a su hilado, lo que facilita la recolección. Tras esta labor, se trilla y limpia.


Vínculo    

La presencia del garbanzo en la maragatería se puede constatar a lo largo de la historia dado su papel clave en la dieta de la población. Como en el resto de la región, los agricultores han ido seleccionando los "pagos" donde la experiencia demostraba que se producían los de mejor calidad. Raro es el pueblo que no identifica las cualidades de los producidos en determinados sectores: los del "Castro" de Turcia, los de "los barriales del Sierro", en Astorga. 

 

Aspectos Económicos   

Aunque no tenemos constancia de estadísticas precisas para la comarca, lo cierto es que si hasta los sesenta se cultivaba de forma notable, desde entonces ha ido descendiendo en la medida en que la comarca se ha ido vaciando de población. No obstante, en los últimos años se constata un cierto repunte ante el auge de la demanda derivada de afluencia de un turismo "gastronómico" que se desplaza a la comarca para consumir el cocido maragato. Las subvenciones que recibe como leguminosa y, sobre todo, la proliferación de restaurantes que ofrecen en sus cartas este menú tradicional, ha disparado la demanda del garbanzo, si bien la producción sigue siendo muy escasa. De hecho, se cultiva con el objeto de obtener legumbre para el autoconsumo y para la venta a restaurantes o envasadores de la zona. Raro es el que cultiva más de una hectárea. A lo sumo, y de forma excepcional, algunos agricultores llegan a sembrar hasta 4 has, pero lo común es que sean algunos miles de metros cuadrados de los que obtienen unos cientos de kilos (los rendimientos oscilan entre 700 y 1000 kg./ha) con esa finalidad. El precio de venta oscila mucho en función de las cosechas, pero se suele pagar al productor entre 150-200 ptas/kg (campaña 2000). Las ventas a granel a los restaurantes junto a las que se realizan a consumidores particulares de la comarca y visitantes, son una de las vías de salida. Asimismo, las envasadoras compran y comercializan este producto en el mercado nacional, siempre en pequeñas proporciones vendiéndose al público a 300 ptas/kg, en saco de tela y bolsas de celofán. Pese a que en la provincia de León existen numerosas empresas envasadoras de legumbres, sólo una dice envasar el "auténtico" garbanzo maragato.

Garbanzo Pedrosillano

Descripción   

Tal y como se recoge en la ficha correspondiente a este producto en el Inventario Español de Productos Tradicionales del MAPA (p.430 y ss.). "se trata de una variedad Próxima al castellano pero es un garbanzo de pequeño tamaño: 371 semillas por cada 100 gramos, frente a la inferior media de otras variedades. La forma del grano es casi esférica, más redonda que la de  castellano, con tegumento liso y línea de separación de los cotiledones bien marcada. El pico es pequeño y agudo. El color característico conferido por el medio es el naranja-amarillento". Las principales particularidades de este garbanzo son -junto al menor tamaño- "el sabor que posee (lo que da un gusto especial por este garbanzo) la finura de su piel y albumen".


Historia y Distribución espacial   

El Diccionario Geográfico Estadístico de Pascual Madoz, no hace referencia alguna a la presencia de este cultivo en Pedrosillo el Ralo; sin embargo, aunque de forma genérica, hace Constar su cultivo en El Pedroso de la Armuña. Este hecho introduce cierta confusión a la hora de valorar a que municipio hace referencia el ecotipo que da nombre del producto. En el inventario del MAPA, se señala lo siguiente ... Las referencias históricas encontradas hasta la fecha se limitan a las aportaciones de las personas mayores a través de los recuerdos de su infancia y antepasados sobre el cultivo de este garbanzo. Según estas referencias parece ser que el nombre de "pedrosillano" ha sido utilizado por otras regiones para nombrar el garbanzo de pequeño tamaño, y proviene del municipio armuñés del mismo nombre: Pedrosillo el Ralo, núcleo principal de su producción. También los mayores dicen que cualquier garbanzo de otro tipo que se siembre en esta zona, se convierte en pedrosillano en cuanto a su disminución de tamaño y cualidades gustativas, cosa que no sucede en Castilla La Mancha y Andalucía. Esto corrobora junto a lo anterior el origen del peculiar garbanzo pedrosillano". Dado que su autor. Nicolás Armenteros, es un buen conocedor de esta leguminosa cabe dar por válida esta procedencia. De cualquier forma, y como ocurre para el caso de la lenteja los garbanzos tienen un buen desarrollo en La Armuña desde el S.XVIII, cuando se incorporan a la gama de cultivos (en rotación con el cereal) con el objeto de poner en explotación la hoja de barbecho. En definitiva, su desarrollo tradicional se explica porque, a falta de abonos minerales, permite acortar el ciclo de rotación (medio barbecho). También es indiscutible su papel en la dieta, pues eran el componente esencial de las comidas del mediodía y de la noche, "sobre todo para los segadores y en las grandes fincas de muchos serviciales". En su difusión los arrieros de La Armuña jugaron un papel clave, ya que eran ellos quienes traían las semillas y enseñaban las labores. En la actualidad, se extiende por la mayor parte de los municipios de La Armuña, destacando las localidades de La Vellés y Pedrosillo el Ralo.

 

Sistemas de Producción y Elaboración   

Tradicionalmente, era la leguminosa que mayores cuidados recibía, reservándose a ella las mejores parcelas. Desde noviembre a enero, terminada la sementera de los cereales, se preparaba la tierra "haciendo pasar por ella durante seis días dos parejas de bueyes con máquina (arado brabán) o vertedera de dos manillas, pues la raíz del garbanzo es más profunda y así lo requiere". Después, tras la siembra (de enero a marzo) "era necesario abrir y tapar el cerro, y pasar rastra y escardar a su debido tiempo". La recolección (finales de julio) era manual, y en ella participaban cuadrillas de temporeros. En la era se trillaba y limpiaba, destinándose al consumo de la familia y a la venta. En la actualidad, las prácticas de cultivo son similares a las que se utilizan para otras variedades de garbanzos. El alza es profunda y posteriormente se dan labores de grada para dejar la tierra lista para la siembra. Esta es primaveral y se realiza con la misma sembradora que para el cereal, si bien modificada para adecuar el marco. Durante la evolución del cultivo debe mantenerse el terreno limpio de malas hierbas, para lo que se dan diferentes tratamientos. Asimismo, se presta especial atención a la posible aparición de la rabia (enfermedad criptogámica), especialmente en situaciones de elevada humedad y color intenso. La recolección se realiza a finales de julio o primeros de agosto. El grano limpio se almacena sin tratamientos especiales, salvo que se conserve de una campaña para otra. No se comercializa con ningún distintivo de calidad, con todo, es un producto catalogado por la Junta de Castilla y León y por el Inventario Español de Productos Tradicionales del Ministerio de Agricultura.

 

Vínculo con la comarca   

La adecuación de este cultivo a las condiciones del medio natural de La Armuña se traduce no tanto en altos rendimientos como en la buena calidad del producto. Por su finura, suavidad y sabor, ha sido apreciado tradicionalmente, resultando un componente clave en la dieta. La resultante de las variables naturales y culturales ha generado un vínculo claro, perceptible junto al resto de leguminosas y cereal- en un paisaje agrario específico, en un nombre propio y en un saber hacer de varios siglos de antigüedad. 


Aspectos Económocos   

El garbanzo en La Armuña abarca una extensión aproximada de 700-800 ha, pudiendo llegar a las 1.000 ha, en función de años agrícolas y coyunturas de mercados. No obstante, una parte importante de esa extensión (entre un 30 y un 40%) es de procedencia foránea, que garantiza no tanto unos mayores rendimientos como seguridad en las producciones. El número de cultivadores se cifra entre 300-350, con una superficie media por explotación de 3 ha. Los rendimientos no han mejorado de forma sustancial y, globalmente, pueden ser considerados bajos: unos 700 kg/ha de media. Como resultado, la producción oscila entre las 500 y las 750 t. El productor vende el garbanzo a una media de 60 ptas/kg, cuando en el punto de venta puede alcanzar las 350 ptas/kg. La mayor parte de las envasadoras de lenteja que se ubican en La Armuña (14 envasadoras, una de ellas cooperativa) se encargan de poner en el mercado el grueso de la producción, que es distribuida aprovechando su red comercial. Por esta razón, al lado de la propia comarca y Salamanca, Madrid es el principal mercado. El productor vende una parte directamente a granel.

 

Fortalezas, debilidades y oportunidades   

Las dificultades de mecanización, los bajos rendimientos..., son aspectos que limitan la rentabilidad del cultivo y condicionan la decisión de siembra de los agricultores. Un aspecto importante viene dado por la competencia que le hacen otras variedades, nacionales o importadas, más resistentes a determinadas enfermedades, con rendimientos más homogéneos y de "menor presencia" ante los ojos de los consumidores. Y es que, su pequeño tamaño ha sido considerado como uno de los mayores inconvenientes de cara a su comercialización pues es considerado por muchos compradores como un 'subproducto", es decir, como "las caídas" o unidades de menor calibre resultantes de la selección de aquellos. Pese a los problemas arriba señalados, se trata de un cultivo bien adaptado al medio, existe un "saber hacer" y una disposición positiva de los agricultores que jugarían a su favor si una promoción adecuada consigue hacerle un hueco en el mercado de los productos de calidad.

Garbanzo de Escacena

 

Cata: Presentan un color blanco amarillento muy claro, forma alargada y acharada a por los lados, un calibre de al menos ocho milímetros y un peso, atendiendo a una cantidad de mil garbanzos, que asciende como mínimo a 490 gramos. A estas peculiaridades se suma un sabor agradable, una textura mantecosa y poco granulosa, piel blanda y fina adherida al grano y una gran finura al paladar.

Propiedades Químicas: El peso de 1.000 garbanzos deberá ser, como mínimo, de 490 gramos.

Observaciones: Los rasgos físicos y organolépticos que caracterizan al 'Garbanzo de Escacena' derivan de la conjunción de las condiciones del suelo (arcilloso y con alto contenido en potasa) y el clima de la zona de producción (suavizado en las tardes y noches en la primavera-verano por la brisa marina), así como de la calidad intrínseca del ecotipo local de la variedad de garbanzo amparada por la IGP.

 

Desde tiempos remotos, el garbanzo es un producto muy apreciado en la cocina y fundamental en nuestra dieta. Por su riqueza nutricional y propiedades saludables, la frecuencia de consumo recomendada es de dos a cuatro raciones por semana. Pero, ¿qué garbanzo lleva su mesa? ¿Son todos iguales?

 

El garbanzo cultivado en la zona amparada por la Indicación Geográfica Protegida «Garbanzo de Escacena» es cremoso, fino, con un sabor siempre agradable. Es un producto excepcional que compite en los mejores mercados gastronómicos, cultivado y envasado con los más altos niveles de calidad. Y es que el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida «Garbanzo de Escacena» certifica y garantiza que en su zona de producción se obtiene uno de los mejores garbanzos blanco lechoso del mundo gracias a su tamaño, textura y propiedades de sabor.

 

Su peculiaridad es el resultado de las condiciones que reúne la zona donde se cultiva: entre las provincias de Huelva y Sevilla, en un espacio único que disfruta de un microclima muy particular por su ubicación junto al Atlántico y al Parque Nacional de Doñana. El tipo de suelo, la brisa marina, las horas de luz… hacen que su proceso de maduración sea mucho más lento y cuidado, proporcionando un garbanzo de excepcional calidad gastronómica, único y diferente, certificado por la única Indicación Geográfica Protegida de legumbres que existe en Andalucía.

 

Un garbanzo único

 

¿Sabría cómo diferenciarlo? Su tamaño extra, con una forma alargada y achatada por los lados, su color blanco amarillento con profundos surcos, el albumen mantecoso y poco granuloso, una piel blanca y fina adherida al grano, y su finura y sabor le darán algunas pistas.

 

Tendrá en sus manos un garbanzo con unas características culinarias extraordinarias y podrá disfrutar de su versatilidad potenciando todas sus aplicaciones y usos en la cocina, extendiendo su aplicación desde los platos más tradicionales a otros tipos de presentaciones: ensaladas y entrantes, guisos e, incluso, postres. Tanto es así que la alta cocina también ha puesto sus ojos en el garbanzo de la IGP «Garbanzo de Escacena» por ser un gran aliado en todo tipo de maridajes.

 

Pero no solo nos referimos a un consumo en seco. Existe otra variedad, el garbanzo verde, que se obtiene cuando esta legumbre se encuentra aún en su fase de embrión, antes de que pase a ser grano, la cual ofrece unas particularidades muy especiales en cuando a textura y sabor.

 

Este es el nuevo proyecto de la Indicación Geográfica Protegida «Garbanzo de Escacena», que ha comenzado a estudiar las propiedades únicas de su garbanzo verde temprano. Para ello cuenta con la colaboración del cocinero Xanty Elías, Estrella Michelin del Restaurante Acánthum, que ya ha presentado varias propuestas gastronómicas que van desde el uso del garbanzo verde en su propia vaina empleando diferentes sistemas e ingredientes de cocción hasta la utilización del grano en fresco.

 

Propiedades nutricionales y beneficios para la salud

 

Se trata de otra forma de beneficiarnos de las bondades nutricionales del garbanzo, que nos protege de enfermedades cardiovasculares, beneficia a las personas con hipertensión, cuida la salud del hígado, combate la anemia y los estados de fatiga y cansancio físico y mental, y un largo etcétera. Además, por su contenido en fibra, resulta muy beneficioso en casos de diabetes; y, por su aporte de ácido fólico, es muy recomendable durante el embarazo y la lactancia.

 

No se puede pedir más: el garbanzo certificado por la IGP «Garbanzo de Escacena» es un producto altamente saludable, con una tradición milenaria y de gran versatilidad en la cocina.  Por eso, cuando busque un garbanzo de máxima calidad y con las mejores propiedades, compruebe que el envase lleve el certificado de calidad de la IGP «Garbanzo de Escacena».

ZONA DE PRODUCCIÓN DE LA INDICACIÓN GEOGRÁFICA PROTEGIDA “GARBANZO DE ESCACENA”

La zona de producción de garbanzos que pueden obtener el certificado de calidad del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida “Garbanzo de Escacena” se encuentra en un espacio de campiña, entre las provincias de Huelva y Sevilla. Los municipios que la integran son:

  • Escacena del Campo (Huelva)
  • Paterna del Campo (Huelva)
  • Manzanilla (Huelva)
  • Villalba del Alcor (Huelva)
  • La Palma del Condado (Huelva)
  • Villarrasa (Huelva)
  • Castilleja del Campo (Sevilla)
  • Aznalcóllar (Sevilla)
  • Sanlúcar la Mayor (Sevilla)
  • Albaida del Aljarafe (Sevilla)
  • Olivares (Sevilla)

 

 

Para saber más de las cualidades de este exquisito garbanzo pinche aquí

 

 

Garbanzo de Fuentesauco

Descripción

Garbanzo de la variedad macrocarpum, "castellano", de tamaño medio e incluso grande. Su grano es esférico, con color amarillento, superficie con surcos marcados y presenta un característico pico curvo notablemente pronunciado. Es el prototipo de los garbanzos españoles, aunque no el más rico en proteínas. Presenta un hollejo imperceptible que lo singulariza. Pese a ser el tipo de garbanzo más comercial de España, se habla de un ecotipo de Fuentesaúco. 

 

Historia

Se trata de una de las leguminosas de mayor tradición y renombre de Castilla y León. Las referencias históricas documentadas son muy numerosas, tal y como aparece recogido en el libro coordinado por J.M.Fernández y M.J.Hernández, El Garbanzo de Fuentesaúco, o en el estudio de Tipificación del Garbanzo de Fuentesaúco. Así se constata como "debido a la existencia de una calzada romana que ponía en comunicación Salamanca con Toro (...) es muy probable que los romanos así como el general cartaginés Aníbal (...) ya conocieran y degustaran el garbanzo de Fuentesaúco...". Asimismo, señala que en las Ordenanzas Municipales de Fuentesaúco de 1569, ratificadas por Felipe II dos años más tarde, prohibía expresamente introducir en la villa garbanzos de cualquier otro lugar. La fama y difusión de la calidad de este producto durante la Edad Moderna quedan patentes en la pluma de Francisco de Quevedo y Villegas, quien, en carta fechada en 16 de enero de 1639, dirigida a D. Sancho Sandoval, escribía lo siguiente acerca de los garbanzos de Fuentesaúco: "... Son cosa famosa en todo el mundo, por lo que crecen cocidos y su grande ternura y no cogerse de su condición en otra parte. Yo a otras tantas perlas de su tamaño no las trocare si me aconsejo con el estómago". Su cultivo se extendía por diferentes localidades de La Guareña zamorana, si bien su comercio se localizaba desde Fuentesaúco en las Ferias y mercados fijados por las ordenanzas. En el Catastro de Ensenada se constata la entidad y valor económico del garbanzo, y Madoz refiere en su Diccionario que sus garbanzos son "...famosos en todas partes " y que "...en otros varios pueblos del partido se coge tan rico, si bien en menos cantidad". Fama, en suma, avalada por numerosos galardones como la medalla de Madrid en la exposición de agricultura de 1857 o el Diploma de Honor de la Exposición General de Sevilla. Hoy, el área de cultivo de este garbanzo abarca un total de 22 términos municipales, especialmente concentrados en la comarca zamorana de La Guareña.

 

 

Garbanzo de Valseca  (Segovia)

Se trata de un garbanzo del tipo “castellano”, de excelente sabor y de cualidades organolépticas singulares, que ha alcanzado reconocida fama en los últimos tiempos. Los agricultores de la zona productora están haciendo serios esfuerzos para obtener una “marca de garantía” para su producto y, para conseguirlo, sólo les falta el informe final favorable del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) .

 

La Clave de la fama de los garbanzos de Valseca reside en la bondad de la tierra franco-arcillosa predominante, con un PH casi neutro (ni ácidas ni alcalinas) y en el esmero de sus labradores en la selección de semillas, en la recolección y en la limpieza y selección del producto.

 

La zona que se ha propuesto como ámbito de delimitación de la “marca” es el término municipal de Valseca, y otros limítrofes -o próximos- donde tradicionalmente se ha cultivado, como Los Huertos, Bernuy de Porreros, Hontanares de Eresma, Segovia, Encinillas, Roda de Eresma, La Mata de Quintanar, Cabañas de Polendos , Zamarramala, Carbonero de Ahusín y Valverde del Majano.

 

Información relevante sobre este garbanzo puede conseguirse pulsando aquí. Si el lector lo hace, recomendamos no deje de visitar su apartado fotográfico “Ciclo 2018” donde se recoge un interesantísimo reportaje gráfico sobre los distintos aspectos que presenta la superficie de cultivo en los distintos momentos de germinación y de maduración de la leguminosa.

 

El nuevo garbanzo andaluz Kasin

La rotación de cultivos obligatoria en el campo para poder cobrar las ayudas europeas vía «greening» ha despertado el interés de los agricultores andaluces por las leguminosas grano. Y dentro de éstas, por el garbanzo.

La superficie y producción del garbanzo tiene gran variabilidad entre campañas. Así, mientras en 2015 hubo un descenso de superficie del 3% y de producción del 25%, en la campaña 2016 se ha producido un incremento del 2,4% en la superficie y del 74% de la producción. Sevilla, Málaga y Córdoba son las principales productoras de garbanzo, con la irrupción de Cádiz en los últimos años. Entre las cuatro produjeron el 90% del garbanzo en la campaña 2016, según el Observatorio de Precios y Mercados de la Consejería de Agricultura.

 

Hasta ahora, los agricultores se veían en la obligación de elegir entre variedades que fuesen resistentes a una u otra de las dos principales enfermedades que afectan al cultivo: la rabia, causada por un hongo aéreo, y fusarium, provocada por un hongo del suelo.

 

La empresa cordobesa de base tecnológica Innovación Vegetal Mediterránea, nacida al amparo de la Universidad de Córdoba, se ha propuesto terminar con esta dicotomía gracias a Kasín, el primer garbanzo resistente a los patógenos de rabia y fusarium a la vez.

 

La empresa, centrada en la mejora genética vegetal, se encuentra actualmente en la fase de registro de esta nueva semilla de última generación, por lo que espera que «esté disponible a nivel comercial para las siembras invernales de este mismo año», declara Juan Gil, socio investigador.

 

Se trata de un garbanzo de calibre más pequeño al blanco lechoso, destinado para el consumo humano y que cuenta con un gran potencial productivo en campo, «alrededor de 2.000 kilos por hectárea», explica el investigador. Estas características han suscitado el interés de determinadas empresas multiplicadoras de semillas, con quien Innovación Vegetal Mediterránea ha iniciado conversaciones con el objetivo de firmar el acuerdo de licencia que permita la comercialización de dichas semillas.

 

Pese a ser un cultivo fijador de nitrógeno, «el garbanzo tiene más importancia en la dieta mediterránea que presencia en el campo andaluz», ya que «los bajos rendimientos de esta leguminosa, la aparición de nuevas razas de enfermedades y la falta de materias activas efectivas contra las malas hierbas han desanimado a los agricultores». Por ello, «desde la investigación procuramos dar solución a todas las demandas de los productores, con nuevas variedades que respondan a los retos de la agricultura del mañana», declara Juan Gil.

 

De hecho, Andalucía es una importadora neta de garbanzo. En la campaña de comercialización 2015-2016 apenas se exportaron 47 toneladas, frente a las 2.484 toneladas que se importaron. Con el garbanzo Kasín se da un paso más en la mejora genética de las leguminosas grano y toma el testigo a Ituci, el garbanzo tipo blanco lechoso mejorado genéticamente por la empresa Agrovegetal.

Garbanzo leonés "pico pardal"

Tiene esta denominación una curiosa historia. Y es que hubieron de intervenir los tribunales de Justicia para que la denominación se reconociera comercialmente  como tal. Y ello porque una avispada empresa del sector la había registrado a su nombre, siendo así que pertenecía a la jerga agrícola popular de toda la vida en la región. En la actualidad, además, esté siendo objeto de una atención especial por parte de la Consejería competente de la Junta de Castilla León, trabajando sobre la mejora de genotipos de esta legumbre.

 

¿Conoces el Garbanzo Pico Pardal? Es el garbanzo del cocido maragato, pues es tradicional de la zona de producción de esta legumbre, la comarca de la Maragatería. Se trata de un garbanzo de pequeño tamaño, con una piel fina, prácticamente imperceptible, de textura mantecosa, de rico sabor y tiene una cocción más corta que otros tipos de garbanzo.

 

Desde siempre hemos querido transmitiros la importancia de consumir legumbres varias veces a la semana y del valor que tienen las legumbres españolas por varias razones, entre ellas, por la calidad y por preservar el tejido agroindustrial de nuestro país. Y es una cuestión necesaria que os invitamos a replicar porque, sorprendentemente (hace años que nos consta, pero no deja de parecernos inaudito), es mucho más difícil encontrar legumbres españolas en los supermercados que las que se producen en otros países, como Estados Unidos.

 

garbanzos, lentejas o alubias que no se hayan producido en España (salvo alguna excepción), tanto si las compramos secas como si son en conserva, ya cocidas. Y no sólo eso, también nos gusta elegir la variedad de cada legumbre según lo que queramos cocinar, especialmente con los garbanzos, porque nos gustan con piel fina y cremosos o mantecosos, y normalmente los de pequeño tamaño, como el garbanzo Pedrosillano, del que os hablamos en este post.

 

Y hoy queremos poner en valor otra variedad de garbanzo que se cultiva en León, es el Garbanzo Pico Pardal, que también se caracteriza por tener un tamaño pequeño si se compara con otras variedades de esta legumbre. Cabe señalar que ni el Pedrosillano ni el Pico Pardal cuentan, de momento, con la marca de calidad alimentaria I.G.P. (Indicación Geográfica Protegida) como sí la tienen los Garbanzos de Fuentesaúco o los Garbanzos de Escacena, pero eso no les resta calidad.

 

Garbanzo Pico Pardal es autóctono de León, tradicionalmente cultivado en la comarca de la Maragatería y, por lo tanto, el ingrediente estrella del cocido maragato, junto a varios tipos de carne como el morcillo, el lacón, el chorizo, el tocino blanco, la oreja de cerdo, etc. Este cocido se sirve en tres vuelcos, pero tiene la particularidad de que se come al revés, primero las carnes y el relleno, luego los garbanzos y por último la sopa de fideos.

 

Es fácil deducir a qué se debe el nombre de Pico Pardal que recibe este garbanzo, y es que (como todos los garbanzos) es más o menos esférico y tiene un pico característico, quizá destaca un poco más por su pequeño tamaño. El garbanzo leonésse caracteriza porque cuece muy bien y absorbe mucho los sabores de los ingredientes con los que se cocina, queda muy tierno, tiene una piel fina, es mantecoso y tiene un sabor muy rico. Si lo habéis probado, lo sabréis y en caso contrario, os recomendamos que lo busquéis para cocinarlo, os va a encantar.

 

Por curiosidad, os vamos a contar que en torno a este garbanzo leonés hay una historia que podemos resumir en unas líneas. Resulta que en el año 1998, una empresa local de legumbres (Luengo) registró la marca Pico Pardal para explotarla comercialmente, con ello consiguió impedir que el resto de productores de legumbres de la zona utilizaran el nombre de Pico Pardal durante años. Pero se creo la Promotora Pro Garbanzo ‘Pico Pardal’ y demandó a la mencionada empresa, presentando más de una veintena de documentos que avalaban que el garbanzo Pico Pardal era originario de Valdeviejas, Pedralba y Quintanilla de Somoza, y que la denominación Pico Pardal era una expresión muy utilizada por los mayores de la zona de Astorga y La Bañeza.

 

La Promotora consiguió que el Juzgado Mercantil de Burgos fallara a su favor, declaró nula la marca ‘Pico Pardal’ registrada por Luengo, e inició una serie de iniciativas con el objetivo de preservar el patrimonio biológico que representa el garbanzo Pico Pardal, ponerlo en valor y conseguir una marca de garantía alimentaria que lo proteja, como la Indicación Geográfica Protegida. Pero debemos decir que hemos estado consultando sus plataformas de comunicación online y en este último año no se han movido nada, y también queremos añadir que hay voces que aseguran que no hay una variedad de garbanzos que sea propia de la zona de la Maragatería, aunque reconocen que sí poseen unas características morfológicas determinadas.

 

En cualquier caso, dado que de momento no hay un sello de garantía o de calidad del garbanzo Pico Pardal que proteja su área de producción, características, uniformidad fisiológica… si queremos comprar el garbanzo Pico Pardal y disfrutar de su mantecosidad y suavidad en boca (tras una cocción más breve que la de otros garbanzos) será imprescindible, al menos, leer en el etiquetado que sea legumbre cultivada en la comarca de la Maragatería.

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